Este pasado domingo, el Teatro 8 de Octubre fue testigo del emotivo cierre de temporada de Exitstir Furgaces, obra del maestro escénico Kairos Oropeza (Carlos Oropeza Tapia). Acompañado por la hipnótica voz de Gin D’Venus y el universo visual de Brillo de Sol, el montaje ofreció una experiencia performática fuera de toda categoría tradicional.
Sin embargo, quien brilló por su ausencia fue la standupera Liz Delfín, cuya participación se había anunciado y cuya ausencia dejó un eco curioso en la sala.
La pieza se alza como un híbrido visceral de ficción especulativa, biodrama, poesía escénica, humor y crítica social. Una creación colectiva tejida desde la ternura y la urgencia: la necesidad de imaginar otros futuros frente a un presente que se agota.
En escena, une protagonista intenta persuadir a magnates para que financien una empresa de colonización espacial. Pero bajo ese pretexto, lo que realmente desea es escapar de una Tierra asfixiada por la crisis climática y la explotación capitalista. Sin embargo, la huida se transforma poco a poco en un proceso de renacimiento: una oportunidad de reinventarse y de aprender a habitar el mundo desde el amor, el vínculo y la otredad. En su viaje, le acompañan criaturas memorables: amigxs, una vaca, una ballena de la que se enamora, y un tiburón (y no hablamos del animal) —peligroso, voraz— del que es mejor huir.
¿Qué es Exitstir Furgaces?
Es una carta abierta. Un poema escénico que proclama el amor como la virtud más noble del ser humano.
La producción se presenta como un artefacto escénico en perpetua mutación: un unipersonal mutante, vivo, que Kairos Oropeza ha desarrollado en ciclos o “piezas” junto a diferentes artistas, donde cada fragmento posee su propia voz, su propio latido.