Hay viajes que no se miden en kilómetros, sino en pasos hacia una sociedad más empática. Esta semana, Italia dio uno de esos pasos al anunciar una medida que puede parecer pequeña, pero que en realidad tiene el tamaño de un gran danés: permitir que mascotas de gran tamaño viajen en la cabina del avión, junto a sus humanos, y no en la zona de carga como si fueran equipaje.
El anuncio lo hizo el Ente Nacional de Aviación Civil de Italia (ENAC), y representa mucho más que una simple modificación técnica. Se trata de una medida alineada con la reforma constitucional de 2022 que protege a los animales como seres sintientes. Porque sí, volar con un perro de 15 kilos ya no será un privilegio exclusivo de quienes pueden pagar vuelos privados, sino una posibilidad real dentro de un marco regulado, seguro y respetuoso para todos los pasajeros.
"Esta normativa garantiza el bienestar de las mascotas y la seguridad de todos a bordo", afirmó Pierluigi Di Palma, presidente de ENAC, quien dejó claro que esta nueva directriz no será obligatoria, pero sí una oportunidad para que las aerolíneas se sumen a políticas más humanas y sensibles. ¿Quiénes se animarán primero? Queda por verse, pero la puerta ya está abierta.
No es solo cuestión de peso, sino de voluntad
Hasta ahora, los perros y gatos de más de 8 o 10 kilos estaban condenados a volar en la bodega del avión: un espacio que, aunque presurizado, puede ser una experiencia estresante y hasta traumática para muchos animales. Con esta nueva disposición, las mascotas podrán viajar en transportadoras especiales, bien sujetas con cinturones o anclajes, junto a la ventana y lejos de las salidas de emergencia.
Además, las aerolíneas deberán establecer un número máximo de mascotas por vuelo, y prever zonas especiales para personas alérgicas o que prefieran no estar cerca de animales. Todo deberá pasar por un plan operativo autorizado por ENAC. Porque sí: la empatía también se organiza.
¿Y en México cuándo?
Mientras en Italia se abren a esta posibilidad, en México aún hay camino por recorrer. Aquí, sólo los animales de servicio —como perros guía— o los de apoyo emocional con documentación validada pueden viajar en cabina. El resto, directo a la zona de carga.
Para viajar con una mascota en avión desde México se requiere, entre otras cosas, una transportadora adecuada, certificado de vacunación, y una carta responsiva. Y si se trata de razas braquicéfalas (como los pugs o bulldogs), hay que firmar otro documento más, exonerando a la aerolínea de cualquier eventualidad relacionada con su respiración.
Una buena noticia con cola (y patas)
La decisión del gobierno italiano es una muestra de cómo las políticas públicas pueden cambiar vidas, incluso las de quienes no votan ni pagan impuestos: nuestras mascotas. Y aunque en apariencia se trata de una directriz aérea, en realidad es una declaración de principios: la de no tratar a nuestros compañeros animales como carga, sino como parte de la familia que son.
¿Podría México seguir este ejemplo? Tal vez no mañana, pero sin duda es una conversación que debe comenzar a volar.