A veces, el escenario no espera. El público ruge. La adrenalina sube. Y ahí, justo en ese instante, se define si una banda tiene madera o sólo sueños. La noche del martes 15 de julio, en el corazón de la Feria del Carmen, la agrupación cancunense LILI no sólo tocó como telonera de Molotov, lo hizo como si toda la vida hubiera esperado ese momento. Y lo aprovechó.
Frente a más de 35 mil personas reunidas en la plaza 28 de Julio, la banda local prendió la mecha de una noche histórica. Con un sonido bien plantado, una actitud arrolladora y un respeto absoluto por el escenario, demostraron que Cancún también sabe hacer rock, del bueno, del que no se quiebra ni aunque se le ponga enfrente una leyenda como Molotov.
El concierto fue parte de la cartelera gratuita organizada por el gobierno municipal, encabezado por Estefanía Mercado, quien en sus palabras previas destacó el valor transformador de la cultura: “La cultura es un derecho humano, no un privilegio. A través de ella buscamos reconstruir el tejido social”, dijo, en una de las ferias más queridas por los playenses, que honra a la Virgen del Carmen con una mezcla vibrante de religiosidad, arte y entretenimiento.
Molotov, por su parte, fue lo que tenía que ser: potencia, crítica y fiesta. Durante casi dos horas, los clásicos como Frijolero, Gimme tha power, Voto latino y Hit me hicieron vibrar a familias, turistas, rockeros de antaño y chavales que apenas descubren lo subversivo de cantar contra el sistema. Pero en medio de ese estruendo bien dirigido, el nombre de LILI quedó grabado en la memoria de quienes vieron su entrega sin reservas ni titubeos.
Este miércoles 16 culmina la Feria con una misa en la plaza, el paseo marítimo de la Virgen y la tradicional vaquería. Pero el 15 de julio ya quedó marcado en el calendario emocional de LILI y de toda una escena local que, con esfuerzo y constancia, empieza a ganarse su lugar en escenarios grandes. Porque a veces, basta una oportunidad bien aprovechada para decir: aquí estamos, y no venimos a pedir permiso.