El nuevo ciclo económico de Estados Unidos abre una ventana dorada para los inversionistas mexicanos


En el tablero económico global, hay decisiones que resuenan como un golpe seco sobre la mesa. La más reciente llegó desde Washington: la Reserva Federal recortó nuevamente su tasa de referencia —0.25 puntos porcentuales para ubicarla entre 3.75 % y 4 %— y con ello abrió la puerta a un ciclo que, para México, no es solo un dato técnico, sino una ruta estratégica para quienes buscan mover su capital con visión de futuro.

El recorte, el segundo consecutivo y el tercero del año, confirma que la FED se siente cómoda pisando ligeramente el acelerador para reanimar la actividad económica tras meses de moderación. La inflación estadounidense continúa retrocediendo, y con ello se despeja el camino para que los mercados entren en una fase más expansiva. Y cuando Estados Unidos se mueve, inevitablemente, el resto del continente escucha.

En ese contexto, el dólar vuelve a plantarse como el árbol más firme en medio del vendaval. Su fortaleza estructural, su papel como moneda de reserva global y su capacidad para resistir temblores financieros lo convierten en un escudo para los inversionistas mexicanos, especialmente en tiempos donde el peso sigue mostrando que puede bailar al ritmo de coyunturas internas y externas. “Invertir en una moneda sólida no es solo diversificar: es proteger el valor real del patrimonio a lo largo del tiempo”, explica Mariza Alvarado, directora comercial de Dividenz. Y lo dice con la claridad de quien lee las grietas en la piedra antes de que se conviertan en fracturas.

El sector inmobiliario estadounidense, sobre todo el multifamiliar, emerge como uno de los grandes protagonistas de este nuevo capítulo. Con tasas más bajas y una demanda sostenida de vivienda en renta, los activos multifamily no solo ofrecen estabilidad: cuentan una historia de resiliencia comprobada. La vivienda en renta se ha convertido en refugio para generaciones jóvenes que ven la compra de una casa como un sueño pospuesto, y para inversionistas que buscan ingresos estables en dólares sin exponerse a la volatilidad de otros mercados. “Los bienes raíces multifamiliares son tangibles, generan flujos constantes y están respaldados por una demanda que no depende del humor de los mercados”, subraya Alvarado, recordando que en el mundo del real estate no todos los ladrillos pesan igual.

A pesar de que las tasas comienzan a descender, el mercado de arrendamiento no muestra señales de enfriamiento. Al contrario: el acceso limitado a la vivienda propia consolidó un nuevo equilibrio donde rentar es la norma para buena parte de la población. Este escenario crea una oportunidad atractiva para inversionistas mexicanos que buscan rendimientos en dólares y exposición a un sector con fundamentos sólidos, lejos de modas especulativas.

En este terreno, firmas como Dividenz se han encargado de democratizar el acceso a inversiones institucionales en Estados Unidos. Su modelo permite participar con tickets desde los 30 mil dólares en activos multifamiliares, comerciales e industriales en los mercados más dinámicos de ese país. Con rentas distribuidas mensualmente y una plataforma totalmente digital para administrar y monitorear el capital, su propuesta conecta con el perfil del inversionista latinoamericano que busca seguridad, transparencia y crecimiento sin fronteras.

En un mundo donde la economía se mueve rápido y el tiempo rara vez da segundas oportunidades, este nuevo ciclo monetario de Estados Unidos no solo redefine el mapa financiero: abre ventanas para quienes estén dispuestos a mirar más allá de la frontera y apostar por activos que resisten los embates del tiempo.

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Acerca de Dividenz

Dividenz es una plataforma de inversiones en bienes raíces en Estados Unidos que permite participar en activos multifamily, industriales y retail ubicados en los mercados con mayor demanda y crecimiento. Su modelo está diseñado para proteger el capital frente a los riesgos del mercado local y ya cuenta con presencia en Argentina, Guatemala, Colombia, México, Perú y Chile. Su portafolio supera las 3,900 unidades y acumula más de USD 906 millones en inversiones. 


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