En el vasto y cada vez más saturado universo de superhéroes, James Gunn logra una pequeña hazaña: hacer que Superman se sienta fresco otra vez. Y no hablo de efectos especiales ni de trajes relucientes, sino de algo mucho más difícil de conseguir en estos tiempos: humanidad. Este nuevo inicio del DCU —ese rompecabezas que Warner intenta armar desde hace más de una década— encuentra en David Corenswet a un Clark Kent que no quiere ser dios ni símbolo, sino simplemente un hombre tratando de hacer lo correcto con un poder que no pidió.
Gunn se trae de su antigua casa algo más que referencias visuales y ritmo narrativo: se trae corazón. Y eso le viene bien a Superman. La película respira un aire más comiquero, casi como si el celuloide se hubiera salpicado de viñetas clásicas. La comedia —ligera, oportuna, sin caer en el ridículo— convive en armonía con la tensión dramática, y las peleas, aunque espectaculares, no buscan impactar con destrucción sin sentido sino con conflicto emocional. El CGI se siente sólido salvo por un último enfrentamiento que flaquea, como si la renderización se hubiera quedado sin presupuesto o paciencia.
Lo que verdaderamente brilla es la lectura del personaje: impulsivo, sí, pero no por arrogancia sino por juventud. Este Superman recuerda a aquel Clark de Smallville, que se tropezaba con sus ideales y dudaba de su lugar en el mundo. Aquí, su mayor fortaleza no son los puños, sino su empatía. Y Gunn, que suele encontrar humanidad hasta en un mapache parlante, lo sabe manejar con oficio.
Sin embargo, donde el filme tropieza es en el exceso de personajes. Se siente, a ratos, como una pasarela de cameos forzados. Personajes como Cat Grant, Perry White o el resto del Daily Planet aparecen para llenar pantalla pero no aportan a la trama; son sombras de lo que podrían haber sido. Por el contrario, Lex Luthor —con una interpretación que equilibra cinismo y obsesión—, La Ingeniera, Metamorfo, Ultraman y el entrañable Krypto sí se ganan su lugar, demostrando que no se trata de cuántos personajes hay, sino de qué tan bien están integrados. Tambien hay que destacar a Mr. Terrific, a Guy Gardner y a Hawkgirl (que tiene unos gritos que más que heroicos causan cringe...).
Las escenas post-créditos —elemento ya obligado del género— se sienten más como cortesía que como promesa. Una es una hermosa postal nostálgica, la otra… bueno, podría no existir y nada cambiaría, y el cameo de Supergirl nos revela el por que Krypto es como es...
En resumen, Superman (2025) es una bocanada de aire fresco para un héroe que venía arrastrando capas pesadas y oscuridades innecesarias. No es perfecta, pero tiene algo que el Superman de Snyder nunca logró: alma. James Gunn no sólo reinicia un universo, reinicia la esperanza. Y eso, en estos tiempos, ya es un superpoder.
⭐⭐⭐⭐ Este Superman no sólo vuela… también emociona.
Dirección: James Gunn
Guión: James Gunn / Jerry Siegel / Joe Shuster
Reparto Principal: David Corenswet / Rachel Brosnahan / Nicholas Hoult
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