Cine que sacude conciencias: MICGénero Tour 2025 anuncia cartel oficial y homenajea a Dušan Makavejev


Hay festivales que entretienen, otros que educan. MICGénero hace ambas cosas, pero también incomoda, raspa la superficie de lo evidente y se mete hasta la médula de lo que somos como sociedad. Este 2025 no es la excepción. La Muestra Internacional de Cine con Perspectiva de Género (MICGénero) presentó el cartel oficial de su Tour 2025, una edición que promete ser tan provocadora como necesaria, y que rinde tributo a una figura del cine cuya obra aún retumba como grito de libertad: Dušan Makavejev.

Diseñado por la artista brasileña-estadounidense Celina Pereira, el cartel no es solo imagen: es manifiesto. Una pieza que mezcla archivo, pintura y objetos encontrados, como si cada trazo intentara contar la historia de las resistencias olvidadas. Pereira no ilustra; interroga. Y lo hace en sintonía perfecta con la esencia de MICGénero: un espacio donde el arte visual se convierte en campo de batalla contra las normas sexo-genéricas que nos atraviesan y nos moldean.

Del 7 de agosto al 11 de septiembre, MICGénero recorrerá 13 estados del país —de la CDMX a Yucatán, pasando por Quintana Roo, Chiapas, Guanajuato y más— con una selección de 25 cortometrajes que fueron elegidos no solo por su calidad narrativa, sino por su poder de cuestionar lo que damos por sentado. Las categorías van desde "Ecofeminismos" hasta "Postporno", dejando claro que aquí no hay lugar para miradas tibias ni discursos complacientes.

Pero si algo marca un antes y un después en esta edición, es la retrospectiva dedicada a Makavejev, cineasta serbio de la icónica “ola negra”, cuya filmografía no envejece: se afila. Desde WR: Misterios del organismo hasta la irreverente Sweet Movie, sus películas se proyectarán en espacios culturales aliados gracias al respaldo del Ministerio de Cultura de Serbia, la Embajada de Serbia, la Cineteca Nacional y la Secretaría de Cultura Federal. Makavejev entendió hace décadas lo que muchos aún se niegan a ver: que la represión política y la sexualidad no solo coexisten, sino que se alimentan una de la otra.

En tiempos donde las ultraderechas se sienten cómodas disfrazadas de moralismo, esta mirada retrospectiva es más que pertinente: es urgente. Porque sus películas —incómodas, sensuales, corrosivas— son también advertencias. Y en esa tensión entre cine y resistencia, MICGénero se reafirma como un faro incómodo pero necesario.

La invitación está abierta: ver cine que nos transforme no es solo un acto cultural, es una forma de activismo. Porque como bien lo sabe MICGénero, no se trata de proyectar películas, sino de proyectar futuros posibles.


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