Perfect Days: la belleza de barrer hojas con el alma en paz


Hay películas que gritan para ser escuchadas y otras que susurran para ser sentidas. Perfect Days, del maestro Wim Wenders, pertenece a esta última categoría. No necesita explosiones, ni giros de guion; basta una escoba, un baño público impecable y la mirada serena de Kôji Yakusho para hacernos recordar algo que, en medio del vértigo moderno, solemos olvidar: que vivir también es detenerse.

Hirayama, el protagonista que encarna Yakusho con una contención poética, es un hombre que ha hecho de la rutina su templo. En sus silencios habita una paz que no se vende en ningún centro comercial, una dignidad que no depende del cargo ni del currículo. La cámara de Wenders lo sigue con una ternura casi religiosa, como si el sólo hecho de limpiar un inodoro o regar una planta fuera una ceremonia sagrada.

Y es que Perfect Days no trata de una gran hazaña, sino de pequeños actos que, si los miramos bien, contienen el universo entero: dar un libro usado, ceder el paso, guardar un cassette como si fuera un tesoro. Cada escena es una postal contemplativa que nos invita, como espectadores y como humanos, a preguntarnos: ¿cuándo fue la última vez que miramos las hojas caer sin sacar el celular?

En un mundo que nos exige correr, producir, demostrar, esta película es un acto de rebeldía. No con rabia, sino con calma. Como quien le susurra al oído a la prisa: “yo ya entendí lo esencial, gracias”. Es un cine que se saborea como el primer café de la mañana, ese que uno toma en silencio, viendo cómo la luz se filtra entre las persianas.

Hay una escena, por ejemplo, donde Hirayama juega a “tú las traes” con su sombra y la de alguien más. Una tontería, dirán algunos. Pero ahí está el corazón de Perfect Days: en ese gesto mínimo habita una filosofía de vida, una manera de estar en el mundo sin pretensiones, pero con un profundo sentido.

Esta película es un abrazo lento, uno de esos que no apresura la despedida. Un recordatorio de que cualquier día puede ser perfecto, si decidimos vivirlo desde el asombro, la gratitud y la presencia. Así, como quien le da un nuevo hogar a los retoños de un árbol o descubre una historia en un libro olvidado.

En tiempos de algoritmos y dopaminas instantáneas, Perfect Days es una pausa necesaria. Un cine que no entretiene, sino que transforma. Que no distrae, sino que reconecta. Y sí, puede que al salir de la sala sigas teniendo pendientes, correos sin responder y tráfico por enfrentar. Pero quizá, sólo quizá, mires las hojas secas del suelo con otros ojos. Y entiendas, por fin, que ahí también habita la belleza.

⭐⭐⭐⭐⭐ Cualquier día puede ser perfecto, si se apuesta por la paz

Dirección: Wim Wenders

Guionistas: Wim Wenders / Takuma Takasaki

Elenco principal: Kôji Yakusho / Tokio Emoto / Arisa Nakano

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